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Entrevista

Karla Sofía Gascón: «Dentro de cien o doscientos años me llevarán en camisetas como algo guay»

KSG es el monstruo imperfecto del que hablaba Capote. Odiada por los reaccionarios e insuficiente para una comunidad reivindicativa. A la segunda mujer española de la historia nominada a un Oscar no han podido doblarla. Y no será porque no lo han intentado

Stories Iván Gelibter

Karla Sofía Gascón es el personaje LGTBI del año. No solo de España, sino del mundo entero. Pero como a ella no le gusta del todo que se ponga su identidad de género en el centro, diremos que es la mujer del año en nuestro país. Para bien… y para mal. Fue la heroína de un colectivo y luego la villana de todos. De ella se afirmó lo indecible: que iba contra los mexicanos; contra la ultraderecha, pero también contra el colectivo LGTBI. Se buscaron imágenes de tiempos pasados. Se la llamó maleducada y se la consideró una soberbia.

Pero también hubo mucha gente que se emocionó con su Emilia Pérez. Miles de personas que se sintieron identificadas con el hito que suponía ver a una persona no normativa en la cima del mundo. Unos pretendieron que fuera un monstruo. Otros, el icono perfecto. El resultado, quizá, lo definió Truman Capote en ‘Plegarias atendidas’: un monstruo imperfecto. Un icono que no era un ser de luz, una leyenda inclasificable. Una actriz incomparable en una película histórica. Una mujer.

Te voy a dar un listado de actrices: Liza Minnelli, Judy Garland, Debbie Reynolds, Audrey Hepburn. ¿Qué crees que tienen en común todas ellas contigo?

Que han sido alguna vez defenestradas.

Bueno, alguna de ellas sí, pero sobre todo, y lo más importante, es que todas han sido nominadas al Oscar por un musical.

Ah, por un musical. Es que yo siempre he pensado que lo mío no es un musical.

Pues es una buena pregunta para empezar: ¿por qué no es un musical?

Porque aunque tenga una base musical y haya gente bailando y cantando, la esencia de la película es la de una película clásica.

En cualquier caso, mi ejemplo seguiría siendo válido. ¿Crees que te han tratado como en su momento trataron a Liza Minnelli, Judy Garland, Debbie Reynolds o Audrey Hepburn cuando las nominaron al Oscar?

Creo que se han pasado tres pueblos conmigo. Esa es la única verdad. No sé exactamente los problemas que han podido tener otras actrices para llegar al mismo lugar. No es fácil plantarse ahí, para nada. Si piensas en todas las personas nominadas a lo largo de la historia… En España, por ejemplo, solo tenemos dos mujeres nominadas. Y yo tengo la fortuna y la desgracia de haber sido la primera mujer mal llamada trans en llegar ahí.

Ahora te preguntaré por qué lo de ‘mal llamada trans’, pero antes hagamos un recorrido. El gran público no sabía casi nada de Karla Sofía Gascón y, de pronto, llega el Festival de Cannes y ‘Emilia Pérez’ da el pelotazo. ¿Cómo lo viviste?

Lo que ha pasado es que soy muy cabezona y muy tozuda. Cuando ya había triunfado en mi trabajo en México y había hecho todo lo que quería hacer con una parte de mi vida, pensé que jamás volvería a trabajar en mi profesión. Hacer un cambio tan radical conlleva muchos peligros, y más cuando eres alguien que, simplemente por existir, eres repudiada por una gran mayoría de personas e incluso prohibida en muchos territorios. Incluso con pena de muerte. Imagínate lo que es pensar en hacer algo que para ti es hermoso, porque te lleva a ser tú misma, a evolucionar sobre tu propio ser, y que a alguien le pueda molestar eso. Me parece increíble.

Cuando decidí dar ese gran paso, no sabía a qué me iba a poder dedicar. Mi mujer me preguntó: ‘¿Y qué vas a hacer ahora?’ Y le dije: Voy a superar todo lo que he hecho antes. Cuando me ofrecieron este personaje y Jacques (Audiard) entendió que no había otra manera de interpretarlo que siendo la misma persona, supe que íbamos a llegar muy lejos con esa película. En el momento en el que subí las escaleras de Cannes sabía que las iba a subir de una manera y las iba a bajar de otra. No sabía si sería llorando o con laureles… Afortunadamente fue con lo segundo.

En Cannes la película se llevó el Premio del Jurado y el premio de interpretación femenina, pero decidieron dárselo al conjunto de actrices del filme, no solo a ti. ¿No crees que eso fue un poco injusto?

Espero que no. Espero que fuera una decisión que el jurado tomó únicamente por motivos artísticos.

¿Crees que fue así?

No lo sé.

Luego llegan los Premios del Cine Europeo y ahí, en teoría, ya no había forma de repartirlo.

Bueno, podían habérselo dado a siete u ocho, podían inventarse lo que quisieran. En su festival pueden hacer lo que les dé la gana.

Es quizá de los premios de los que guardas un recuerdo más bonito, ¿no?

Sí. Yo tenía los nervios de punta porque no sabía si me lo iban a dar o no. Para mí ha sido quizá el más hermoso porque lo recibí como yo deseaba. Cannes fue impresionante, pero allí había demasiados nervios. En los Premios del Cine Europeo lo disfruté más.

«Tengo la fortuna y la desgracia de haber sido la primera mujer mal llamada trans nominada a un Oscar»

A partir de Cannes y del premio del cine europeo empieza a hablarse de tu posible candidatura al Oscar. Entras en ese carrusel de entrevistas en España y fuera. Y creo que ahí el gran público empieza a conocerte… y a ver que eres una persona incómoda para las entrevistas: te mojabas en todo. Si alguien te hacía una pregunta que no tocaba, le corregías. Además, hablabas no solo de la película, sino de la situación de las personas trans, del colectivo LGTBI, de asuntos que tenían que ver con el trasfondo de ‘Emilia Pérez’. ¿Crees que eso empezó a incomodar también a la película como ‘producto’? Hablo de la distribuidora, la productora, el director, las compañeras…

No lo sé. Espero que eso no afectara a mi entorno. Yo tengo un carácter que no me permite estar repitiendo lo mismo todo el rato porque me aburro a mí misma, y si yo me aburro entiendo que el público también. Me gusta entretenerme yo para poder entretener a los demás o aportarles algo. Jamás repetí una sola frase en todas esas entrevistas. Quizá no les molestaba cómo era yo, porque incluso para Estados Unidos soy una persona bastante ‘show’, y eso podría ser interesante. Tal vez el problema era más bien mi condición -o lo que ellos creían que era mi condición- y que no querían que destacara tanto, ni que llevara la voz cantante, ni que me convirtiera en referente para ciertas personas.

En todas esas entrevistas se habló mucho de tu identidad de género, a veces incluso más que de cine. Esto lo relaciono con tu frase de ‘mal llamada mujer trans’ y lo que te molestaba que fuera así. ¿Por qué?

En parte porque sentí que se destacaba más lo de ‘la primera mujer trans nominada’ que el significado del papel. Pero también porque pienso que las personas que tenemos diferencias con lo normativo o que hemos transicionado no tenemos por qué estar fuera de la sociedad. Siempre he intentado que nos traten de forma normal para poder vivir de forma normal; no representar ni lo que los demás creen que debe ser una persona trans, ni lo que parte del colectivo cree que debe ser. Yo, primero, soy un ser humano. No necesito parafernalias para expresarme como soy.

Cuando dije que no me consideraba ni trans ni ‘trun’ ni nada, es porque todo este proceso de transición lo hice para llegar a un punto. Me parece genial quien se siente trans o en transición; yo esa parte ya la pasé. Soy una mujer que ha pasado por ciertos procesos: fui un bebé, un adolescente, fui trans, fui muchas cosas, y todo eso me ha llevado a ser lo que soy ahora. Me molestan las etiquetas que te obligan a comportarte como otros creen que debes comportarte, tanto dentro del movimiento LGTBIQ+ como fuera, donde aprovechan esas diferencias para atacarnos. Yo quería ser un eslabón que nos uniera con esa sociedad que no acepta que hay personas diferentes.

Lo que dices es que tenías el ‘hate’ de la extrema derecha, que no tolera tu existencia; y a la vez la presión de una parte del colectivo que exigía que fueras un modelo a seguir.

Exactamente. Y además la extrema derecha y otros sectores aprovechan todo eso para generar odio: ‘mira qué extravagante’, ‘mira qué tal’… Creo que lo que más les molestaba es que yo viviera con mi mujer, que tuviéramos una hija maravillosa, que fuese todo muy normal. Eso les fastidia tanto a unos como a otros.

Creo que dejaste de ser ‘normal’ en el momento en el que dicen tu nombre en esa terna de cinco mujeres nominadas al Oscar. ¿Cómo viviste ese día?

Fue muy bonito. Podían no haberme nominado, pero las papeletas eran inmensas: me habían nominado en todos los premios habidos y por haber, hasta en premios que ni conocía. ¿Y en el último no me iban a nominar? Habría sido absurdo.

¿Crees que ese día de la nominación tú eras la favorita para ganar el Oscar?

Para mí sí. Yo siempre he sido mi favorita para ganar el Oscar. La gente dice: ‘Qué creída’. Pues no. ¿En quién voy a creer si no es en mí misma? Creo que hice un trabajo que no se ha visto jamás en la historia del cine. Llámame chula, lo que quieras, pero cuando hablo intento ser objetiva. Me he estado flagelando 53 años; para una vez que digo que algo está bien hecho, no me vengas a joder.

Fue uno de los días más felices de tu carrera. ¿Qué pasó después? ¿Cómo recuerdas lo que vino luego, el momento en que te enteras de lo que estaba pasando?

Recuerdo que estábamos todo el rato viajando, era casi imposible pararse a reflexionar. Para mucha gente significaba más que para mí, que era la consecuencia lógica de un recorrido. Nunca entenderé por qué teníamos que hacer un camino tan largo para algo que debería ser sencillo: valorar una interpretación.

¿Recuerdas el día que salieron los mensajes de X?

Sí. Estábamos en Londres mi hija y yo, y me vienen con ese cuento. Yo dije: ‘¿Qué tontería me estáis contando?’. Y a partir de ahí sucedió todo.

Sobre esos mensajes: ¿qué porcentaje de los que se publicaron eran realmente tuyos?

Ninguno, hasta que se demuestre lo contrario. Que vayan a un juzgado y lo demuestren. Son todos unos bocas. He visto cadenas de televisión y medios supuestamente serios reproducir como míos tuits de una cuenta que ponía claramente ‘cuenta parodia’. Así que yo ya no te puedo decir realmente qué habrá de verdad en todo lo que se inventaron. Yo los niego todos.

«Ninguno de los mensajes en X son míos hasta que se demuestre lo contrario. Que vayan a un juzgado y lo demuestren. Los niego todos»

Con respecto a este tema. Después de todo lo que ha pasado, ¿haces algo de autocrítica? Mucha gente dijo que, más allá de los tuits, tus explicaciones no habían sido las adecuadas. También se percibió que te dejaron un poco sola.

No había posibilidad de defensa. Era absurdo. Cuando no hay juicio, no hay defensa posible. Cuando todo el mundo te quiere apedrear, por mucho que pares piedras, es imposible. Lo único que das son patadas de ahogado que solo te hunden más. Por eso decidí callarme, flotar en ese mar revuelto, sobrevivir, llegar a la orilla y luego ya toser y sacar el agua.

Algunos años antes de esto, Casey Affleck ganó un Oscar tras firmar un acuerdo extrajudicial por una supuesta agresión sexual. Plácido Domingo sigue llenando teatros a pesar de acusaciones similares. Sin embargo, a ti te intentaron cancelar para siempre. ¿Crees que fue una campaña orquestada para evitar que ganaras el Oscar?

Por supuesto.

¿Orquestada por quién?

No lo sé. Cuando lo sepa, te lo diré.

¿Tienes alguna sospecha, aunque no sea de una persona concreta? ¿A quién no le interesaba que ganaras?

A muchísima gente. Gente de grupos políticos, gente con intereses económicos, gente por pura envidia, y gente que vive de vender noticias y le venía fenomenal.

¿Cómo crees que se leerá en el futuro esta película y todo lo que pasó?

Te lo digo claro: será una película alabada, una película de culto. Y a mí, no sé si dentro de cien o doscientos años, me llevarán en camisetas como algo guay.

Hay gente que ya las lleva.

Sí, yo también tengo alguna, pero me da vergüenza ponérmela.

«Yo siempre he sido mi favorita para ganar el Oscar. La gente dice: ‘Qué creída’. Pues no. ¿En quién voy a creer si no es en mí misma? Creo que hice un trabajo que no se ha visto jamás en la historia del cine»

¿Qué te dice la gente por la calle? ¿Ha cambiado de enero a ahora?

No. Me dicen: ‘Qué maravilla de película, me encanta tu actuación, me encanta cómo eres, no te dejes’. Eso me lo han dicho desde el principio. Lo único que cambió es que, cuando empezó todo, mucha gente que me veía me decía: ‘No te dejes, son unos cabrones’. A mí la manipulación de las redes sociales ya me tiene cansada. Por eso evito ciertas redes que son terribles. Un niño en su casa puede crear 300 cuentas falsas y machacar a una persona o una marca. Vivimos en un mundo falso.

También hubo cierta decepción con la actitud, por ejemplo, de Jacques Audiard, Zoe Saldaña y Selena Gomez. ¿Se solidarizaron contigo?

No hablo de mis compañeros ni de la gente con la que trabajo.

Me parece respetable. Tenía que preguntarlo.

Yo he hecho lo contrario de lo que se supone que alguien hizo conmigo. El día que salieron criticando a Selena Gomez porque no hablaba bien español, lo primero que hice fue irme a la CNN a preguntarles que de qué iban. Yo actúo así. Los demás no puedo juzgarlos ni pedirles que hagan algo que no quieren hacer. Cada quien hace lo que considera oportuno.

Como espectador, yo eché de menos que Selena y Zoe salieran a defenderte.

Lo entiendo. Pero así somos los seres humanos.

Cerrando este tema: ¿qué ocurre el día de los Oscar? Todos te esperaban en la alfombra roja, pero no pasaste…

Pues que no pasé por donde yo quería. Me llevaron en un coche y me dijeron: ‘Vas a entrar por la puerta de atrás’. Yo pregunté: ¿Y la alfombra? ‘Luego la haces’. Y ya está.

¿No te dejaron pasar entonces por la alfombra?

Nunca me dijeron ‘no puedes pasar’, pero no pude hacerlo.

O sea, te llevaron a un sitio que pensabas que era la alfombra y era ya el interior del Dolby.

Sí.

¿Fue una decepción para ti?

Sí. Me habría encantado. Yo creía que iba a pasar, no tenía ningún problema en hablar con nadie ni en expresarme. Quizá decidieron que no hiciera la alfombra porque se iba a concentrar tanta atención en mí que la gala perdería foco. No lo sé. No sé quién tomó esa decisión ni por qué.

¿Será el mismo que tampoco te ha nombrado académica. ¿Te ha molestado no entrar en la Academia?

No. Respeto mucho las decisiones de cualquier academia de cine. En 53 años no he sido miembro de ninguna. Me evitan ver películas que a lo mejor no me apetecen.

«Entiendo que se echara de menos que Selena y Zoe salieran a defenderme, pero el ser humano es así»

¿Crees que si hubieras sido una mujer trans que solo hablara de florecitas del campo y de lo enamorada que estás de la vida, hubiera pasado todo esto?

A lo mejor habría pasado en menor medida. Cuanto más te acoplas a lo que otros desean, menos problemas tienes. Cuanto más disruptiva o incómoda eres para ciertos sectores, más problemas tendrás. Está claro.

Mucha gente dio por hecha tu cancelación y deseaba que tu carrera se acabara. Pero no ha sido así. Dos preguntas: ¿qué has rodado en 2025 que se estrena en 2026? Y, sobre todo, ¿se va a hacer ‘Las malas’ y vas a seguir protagonizando esa película?

La primera película que filmé después de ‘Emilia Pérez’ fue en 2025. Se llama ‘Trinidad’. Es un peliculón que se estrenará el 13 de noviembre de 2026 en cines de todo el mundo. Es una maravilla y va a crear precedentes en el cine español; creo que va a cambiar el panorama. Es un western. Hago de malvada. Y es mi primer personaje completamente en inglés. Además, he hecho una película en Italia preciosa, muy blanca, muy de humor. Seguramente será la primera en estrenarse, calculo que en febrero o marzo de 2026. Es una de las películas en las que más guapa salgo. ‘Las malas’ se va a filmar en 2026.

¿Y seguirás en ella?

Espero estar, pero no está confirmado al 100%. Con cómo está el mundo, una nunca sabe. De momento la vamos a hacer, salvo que pase cualquier cosa.

Termino con una pregunta de cine: ¿qué películas tiene que ver la gente para entender tus gustos cinéfilos y tus referentes?

Tienen que ver ‘Feliz Navidad, Mr. Lawrence’, ‘El retorno del Jedi’, ‘Rocky III’, ‘Rambo II’, ‘Tiburón 3D’, ‘Indiana Jones y la última cruzada’ y, sobre todo, ‘Highlander’. Esas películas me definen de muchas maneras.

Última: cuando suenan los títulos de crédito del principio de ‘Emilia Pérez’, ¿qué sientes?

Más bien cuando suenan los del final. Los del principio molan mucho, con la canción de ‘Se compran lavadoras, colchones…’ por las calles de México, que me parece maravilloso. Pero mi imagen más bonita es la de Cannes: yo solo he visto la película una vez, allí. Llegábamos a la sala cuando ya estaban proyectando esas imágenes de México; terminaba la película, la gente aplaudía a rabiar, entrábamos, seguían aplaudiendo hasta el final… Esa es la imagen que siempre voy a guardar.

Créditos

Fotografías: Edu Gómez

Producción: Mitá

Productor: Unai Somoza

Asistente Fotografía: Germán Arbos

Maquillaje: Lulú PérezEstudio: Estudio Mitá Mobiliario: Manoj Sawlani Studio y Bonka US

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