Publicidad Noticia Top

Violeta Niebla: «La gente tiene que saber que hay mucho lesbianismo en ‘Todo lo que hice por dinero’»

Violeta Niebla publica su primera novela, 'Todo lo que hice por dinero'. Javier G. Cobos

La artista malagueña publica su primera novela, un relato de vida que avanza a través de su currículum

Stories Víctor Rojas

Málaga para Violeta Niebla es el lugar por el que apostó para hacer arte, cuando poco movimiento cultural había en la ciudad. Ese mismo lugar por el que hoy anda sin saber en qué terraza sentarse. Al final, renunciamos al sol en pro de la identidad, cambiamos el ‘breakfast’ por el pitufo. La artista malagueña no habla de eso en su primera novela, ‘Todo lo que hice por dinero’, pero sí de identidad. Este libro, que entremezcla realidad y ficción, es una historia de vida que avanza a través de un currículum, a través de los distintos trabajos que Violeta, la protagonista, ha hecho a lo largo de su trayectoria, de todo lo que ha tenido que hacer por dinero.

El título del libro, ‘Todo lo que hice por dinero’, suena a confesión. ¿Querías hablar de dinero o era una excusa para hablar del valor del arte?

En realidad me gusta lo de la confesión, porque lo es. Es como ‘te voy a contar todo lo que he hecho por dinero’. Pero en esos haceres tengo que contar más cosas, porque mientras hacía algo por dinero pasaban cosas en mi vida. El arte no está tan presente como tal, sino los momentos y vivencias de una biografía, que en este caso es la mía. Está un poco ficcionada, pero podría ser la de cualquiera.

En el libro hay mucha referencia a Málaga, pero también a trabajos que cualquiera ha podido hacer en algunas etapas de su vida.

Exacto. Siempre decía que estaba escribiendo un libro que podría hacer cualquiera que se siente a mirar su trayectoria laboral. Me extrañaba que no existiera un género así, como el epistolar: hay libros solo de cartas, ¿por qué no libros donde se cuenten las vidas profesionales de las personas? Detrás de cada trabajo hay una historia.

También indica lo que has hecho con y sin contrato, mucha gente se sentirá reflejada al pensar en todo lo que ha hecho que no queda registrado en ningún sitio.

Claro, porque hay mucho silencio y mucha sombra en una vida laboral. Cuando me descargué la mía vi muchos paréntesis temporales. Pensaba: imposible que no estuviera trabajando en ese momento. Es contar también la parte que no se ha registrado a nivel institucional, pero que es importante. Aunque no te acuerdes de lo que cobrabas la mayoría de las veces, era como ‘me daba para vivir, pues suficiente’.

Hay etapas de combinar trabajos.

Sí, claro, se solapan. De hecho, se ve en las fechas. Llegué a solapar hasta cinco o seis trabajos a la vez. No hacía otra cosa más que enlazar uno con otro. Me hacía falta mucho dinerito en ese momento.

¿Y la parte de la ficción, cómo llegó?

Al principio no metí tanta ficción, pero cuando vi que iba a ser un libro y que quería publicarlo, volví atrás y revisé. Ahí empecé a ficcionar, porque era delicado: estoy hablando de un lugar muy concreto, no maquillo el sitio ni cambio el nombre, uso el mío para el personaje. He creado un personaje de mí, está muy trabajado, pero era delicado poner mi nombre, mi ciudad y los sitios donde había trabajado sin ficcionar nada.

Imagino que también querías que el lector se quedara con una imagen un poco misteriosa, sin saber qué es verdad y qué no.

Sí, total. Hay gente que me pregunta ‘por favor, dime si esto es verdad o mentira’, pero muchas más de lo que pensaba prefieren no saberlo. Les gusta no saberlo.

¿Cuál es la parte que más dudas genera?

Hay dos capítulos: el de que grabé a un muerto y el del porno casero. Solo uno es real al cien por cien.

¿Y cómo fue, en el libro, el paso de encadenar trabajos a tener algo fijo, a poder hacer lo que te llena?

Realmente no me interesa llegar a ningún lugar. Me interesa el proceso. Un currículum es una carta de presentación, con incertidumbre sobre lo que pasará. He quitado cosas, claro, no está todo lo que hice por dinero, y además el libro acaba en 2023. Cuando ya se editaba pasaban cosas nuevas en 2024. Me gusta esa parte de no llegar a ningún sitio, de ver cómo los trabajos se entrelazan, cómo suelto uno, dejo otro, solapo algunos. Hay una historia entre líneas.

¿Y cómo es eso de estar en busca de trabajo constante?

Yo no me identifico con ‘buscar trabajo’. Siento que me invento el trabajo. No soy pasiva en ese sentido, soy proactiva, de proponer. Nunca he sentido que tuviera que buscarlo, sino que tuviera que proponerlo. Me hace sentir más cómoda porque no dependo de otra persona, sino de mí, de lo viva que esté.

¿Y cómo afrontas esa parte de proponer? Realmente no todo depende de ti.

Hace que la creatividad tenga que estar muy afilada. Hay una parte de seducción importante, como en los currículums. Cuando propongo algo, tiene que seducir. Es como cazar, llegar a casa y decir ‘lo he hecho increíble’.

Es una especie de persuasión que a veces puede rozar la mentira.

Totalmente. Puede rozar el vender humo. ‘Vale, me lo han cogido y no sé ni lo que les he contado, pero ya me inventaré algo’.

Y esa propuesta constante también forma parte de la vida de los artistas.

Sí, claro. Está el artista que busca residencias, becas, ayudas… Antes emergentes, cuando eras menor de 35, y luego ya no emergentes. Es la manera, esa, o la venta de tu obra.

«A mí me gusta que me paguen por leer y por escribir»

Construir tu arte desde Málaga, ¿es una responsabilidad?

Sí, sobre todo por la edad que tengo. Cuando estudiaba parecía que la única salida era irse a una gran ciudad. Pero a mí Málaga me gustaba mucho en aquella época. Señalo lo de aquella época. Decía: ‘quiero quedarme, apostar por mi ciudad, creer que se puede hacer aquí’. Y ahí empezó lo de inventar el trabajo, porque no lo había. En el momento que lo he conseguido, hay un desencanto con la ciudad. A la vez que he crecido profesionalmente, también veo que Málaga ha crecido, pero de una forma que no me gusta. Es bastante ‘invivible’. Ahora hay más oportunidades, pero la ciudad, sobre todo por la vivienda, te está expulsando.

Tocas muchas disciplinas artísticas. En la presentación con Ángelo Néstore en La Térmica hiciste algo poco convencional. ¿Te has planteado llevar este libro a otro formato?

Sí. Ese día en La Térmica dejé papelitos en los asientos para que la gente escribiera el trabajo más raro que hayas hecho por dinero. Recogí 96 respuestas. Cuando las leí pensé: ‘esto es oro’. He iniciado una colección que no sé adónde me llevará, pero será el inicio de algo, como el trabajo que hice con los secretos que también empezó en La Térmica. Pedí que me contaran un secreto anónimo, y ahora va a ser un libro.

¿Y qué es lo más raro que has hecho tú? ¿Y lo más raro que leíste?

Lo mío depende del punto de vista… pero no lo puedo contar (risas). Está en el índice del libro y que cada cual elija. Lo más raro que leí fue alguien que saltó encima de un toro muerto para expulsarle el aire en la Maestranza. Y yo no sabía que había que hacer eso.

Y aparte de la promoción del libro, ¿qué más proyectos tienes?

Madre mía… Cada vez que me lo preguntan tengo que hacer una lista mental. Doy talleres en la universidad, coordino dos clubes de lectura al mes, llevo la producción de Dos Bengalas, la compañía de teatro que tengo con mi pareja, Alessandra García. También hago la producción del festival Autóctonxs del Teatro del Soho, que empieza en enero. Y no paro, no te digo más porque estoy nublada.

¿Y qué es lo último que has hecho por dinero?

Escribir un libro en directo, con Cristian Alcaraz. Se llama ‘Parque’, una propuesta de escritura escénica. Lo estrenamos en La Cánovas con dos sesiones de cinco horas cada una. Fue divertidísimo. A mí me gusta que me paguen por leer y por escribir.

Y también hay mucho lesbianismo en el libro.

La gente tiene que saber que hay muchísimo lesbianismo en el libro. Digo en el libro que, muchas veces, para soportar quedarme en un trabajo no me queda más remedio que enamorarme o tontear con alguien. Me ha pasado desde el primer trabajo, con 18 años, en el ‘Toys R Us’. Me fijaba en alguna compañera, y así sucesivamente. Han podido ser jefas, ha podido ser la novia del jefe…

¿Platónicas o algo más?

Empieza platónico y luego depende… hay más o menos intensidad según el caso. Sí, hay un poco de todo. Pero el tema está ahí más como sustento del trabajo, no hablo de grandes historias de amor.

Son más historias de resistencia

Totalmente. Es ese ‘me quedo porque te puedo ver todos los días’. O me voy del trabajo porque no puedo más con esto.

El libro habla del currículum, pero al final lleva todo lo que tú eres.

Tiene muchas capas. Habla de familia, de momentos vitales. Recuerdo un trabajo porque mientras lo hacía estaba muriendo mi abuelo, o porque estaba fatal con mi novia . Hay una vida ahí.

El trabajo ocupa la mayor parte del día.

Exacto, ¿cómo esquivar esa parte para contar una vida? No puedo saltármela. Mínimo ocho horas, ¿no?

Publicidad Encima Newsletter