Alison Bechdel se conecta a través de Zoom desde la granja de Vermont en la que vive alejada del bullicio; allí suceden todas las peripecias de su nuevo cómic, ‘Consumida’: una autoficción cómica en la que reflexiona sobre la vida en pareja, la sexualidad postmenopáusica y la amistad en la vida adulta.
Me resulta impactante mirar a los ojos a través de la pantalla a una mujer menuda que cambió la historia del cómic y que lleva cuatro décadas mostrándole al mundo lo que significa ser lesbiana. «Cuando salí del armario en los Estados Unidos de Reagan, las lesbianas éramos completamente invisibles. Pero, a lo largo de estas décadas, cada vez se han escrito más personajes queer que le han mostrado al mundo cómo somos realmente. Y eso ha llevado a que la gente nos acepte. Ha sido un proceso mucho más rápido del que yo habría soñado cuando no era más que una joven idealista».

Bechdel inició su carrera en el underground más independiente. Sus tiras tragicómicas ‘Unas lesbianas de cuidado’ se estuvieron publicando periódicamente, a lo largo de 25 años, en distintos medios alternativos. En ellas se contaba la vida cotidiana (romances, desamores, estudios, trabajos…) de un grupo diverso de mujeres sáficas: «Con esas historias quise mostrarle al mundo cómo era la vida de la gente como yo». ¿Y cómo eran ella y las chicas de su entorno? Unas jóvenes idealistas, intelectuales, precarias y queer que dedicaban buena parte de sus esfuerzos al activismo político antibelicista, prodemocrático y a favor de la diversidad afectivosexual: es decir, todo lo que Reagan odiaba y que, ahora, el trumpismo persigue con esfuerzos redoblados: «Uno de los grandes triunfos de Trump es haber conseguido que se nos vea como elitistas a las personas que luchamos por la democracia, la inclusión o la solidaridad. Nos acusa de elitistas alguien que solo se rodea de oligarcas y billonarios».
Durante los 25 años que la autora se pasó abonando el terreno cultural con las historietas lesbocostumbristas de sus personajes, el mundo cambió. De repente, las personas LGTBIQ+ estábamos lo bastante presentes en la sociedad como para que Bechdel, por fin, se animase a contar la historia de su propia familia. «Sentí que la gente ya era lo suficientemente abierta como para que yo escribiese sobre una familia queer. No podría haber escrito esa historia al principio de mi carrera, nadie la habría leído». Y fue así como, en 2006, nació ‘Fun home’, un hito en la historia del cómic y también en la vida de la autora.
«Uno de los triunfos de Trump es haber conseguido que se nos vea como elitistas por luchar por la democracia»
En esta historia tragicómica, como se define en el propio subtítulo de la obra, Bechdel nos cuenta su proceso de salida del armario mientras, narrando la historia de su familia, nos habla también de cómo su padre vivió en secreto su propia homosexualidad y cómo la imposibilidad de vivirla de forma abierta, de alguna manera, lo llevó a un trágico final. Esta doble historia homosexual fue un éxito instantáneo: consiguió un premio Eisner, encabezó todas las listas esenciales de los libros más importantes de 2006 y una reseña en el New York Times lo definió como «una obra pionera que lleva a dos géneros (el cómic y las memorias) a nuevos derroteros». Bechdel se convirtió en una celebridad del mundo de la cultura y en un referente lésbico a nivel mundial. Su obra llegó incluso a lugares inexplorados por el mundo del cómic: ni más ni menos que a Broadway. Tres Tony obtuvo el musical que adaptaba esta novela gráfica. Y la cosa no queda ahí, ya que parece que la versión cinematográfica no tardará mucho en llegar a las pantallas de la mano de la productora de Jake Gyllenhaal.
Pero esta exposición de su vida personal y familiar más íntima no tiene nada de gratuito. Tras el libro sobre su padre, Bechdel publicó en 2012 ‘¿Eres mi madre?’, una obra compleja en la que profundiza en su relación con su madre y en su vínculo con el psicoanálisis. «Al conocer a cualquier persona siento que es probable que sepa los detalles más íntimos de las cosas que me han pasado. Puede que, por eso, ahora, esté escondiéndome un poco detrás de la autoficción».
Esta sobreexposición personal contrasta con la falta de representación que, tradicionalmente, han tenido las lesbianas en los mass media: «Me encanta disfrutar de historias lésbicas en la tele, pero son poco habituales. Siempre he visto esta falta de representación como una consecuencia del capitalismo: ¿Qué puedes anunciar en una serie protagonizada por lesbianas?».

Podríamos suponer que eso significa que en su obra no quiere vender nada, ya que en sus cómics, prácticamente, solo hay mujeres sáficas. Esto sucede también en sus dos obras más recientes: ‘El secreto de la fuerza sobrehumana’ (un manifiesto sobre su relación con su cuerpo y su mente en el que nos cuenta cómo era su vida mientras escribía los libros con los que nos enamoró) y ‘Consumida’, la obra que promociona actualmente, una celebración a todo color de sus propias excentricidades y del tierno amor que siente por su esposa Holly, con la que lleva casi dos décadas: «La lucha LGTBIQ+ ha conseguido crear un espacio en el que podemos ser nosotros mismos, vivir nuestras vidas y hablar sobre ello. Aunque parece que ahora estamos dando pasos atrás, me encanta poder hablar de lo cotidiana y ordinaria que es mi vida junto a Holly. Siento que sigue siendo un acto con importancia política. Simplemente quiero mostrar que somos gente normal y corriente».
En los cómics de Bechdel se exponen las últimas cuatro décadas de lucha por los derechos del colectivo. Y, entre viñetas y bocadillos, es fácil comprobar cómo el lugar que ocupamos en los últimos años tiene poco que ver con cómo era nuestra situación en los ochenta. La santificación de la juventud y la belleza, la fetichización de las lesbianas o el tabú del sexo gay nunca han tenido espacio en la obra de esta autora: «Siempre he sentido que mostrar abiertamente la sexualidad lésbica ha sido una de las principales misiones de mi obra. Al principio de mi carrera, había gente que describía mis tiras como pornográficas… pero hemos progresado mucho en cuanto a la visibilidad del deseo y el sexo homosexual. En este libro quería dibujar los cuerpos reales de mis protagonistas, con sus michelines, sus cicatrices, sus canas… porque, para mí, era importante mostrar cómo es la sexualidad humana a cierta edad, ya que creo que es algo que no vemos mucho ni en las representaciones queer ni en las heterosexuales».
Pero, para sorpresa de nadie, esta visión abierta del cuerpo humano y las relaciones interpersonales le han acarreado muchos quebraderos de cabeza a la autora: «En Estados Unidos se están prohibiendo libros, incluidos ‘Fun home’, por considerarlos obscenos. Es una actitud fascista contra la que tratamos de luchar, pero hay poco que podamos hacer. Hay una persecución generalizada contra todo lo que parezca de izquierdas, y se ha recrudecido desde el asesinato de Charlie Kirk».
Las sensaciones que Bechdel describe sobre lo que significa ser una lesbiana concienciada en los Estados Unidos de hoy recuerda vivamente a lo que los personajes de sus viñetas transmitían en sus peripecias bajo los mandatos conservadores de los años 80 y 90. «Poco después de que consiguiésemos el matrimonio igualitario, Trump se convirtió en presidente. Desde entonces, nos tiene en el punto de mira (a las personas trans y al resto de personas queer, pero también a los activistas climáticos y a los de los derechos en favor de cualquier minoría). Esto nos obliga a unirnos y organizarnos, como siempre hemos hecho, para poder contraatacar». Como en aquella época, parece que la autora vaticina tiempos de lucha.
Sin embargo, a pesar de lo sombrío de algunas de las reflexiones de ella misma o de sus personajes, la autora se muestra optimista: «Estoy impartiendo asignaturas de cómic en la universidad y me llena de esperanza relacionarme con los más jóvenes. No he sido madre, por lo que me resulta un verdadero regalo charlar con mi alumnado sobre lo que pasa en el mundo. Esas conversaciones me hacen tener esperanza en el futuro». Habrá que confiar en ello: en un futuro colectivo, organizado, en el que no permitamos que se dé un paso atrás en nuestros derechos y en el que los cómics de Alison Bechdel sigan retratando unas vidas tan únicas y corrientes como las nuestras.




