Que un término nacido en los márgenes, en el activismo, en la teoría crítica y en la disidencia sexual, alcance tal visibilidad no es una anécdota, es síntoma de un cambio más profundo. Cada vez escuchamos más la palabra pero aún no la terminamos de entender.
El listado de las 10 palabras más buscadas en España en 2025 es una fotografía retrato del país: edadismo, queer, PH, dana, woke, berghain, nuda propiedad, fomo, pec y la hora espejo.
A primera vista no hay relación entre ellas, pero juntas dibujan nuestro mapa de inquietudes. Buscamos entender desde lo climático a lo emocional, de lo económico a lo pop. Y en ese cruce, destaca el término queer, la única palabra relacionada con la identidad que se cuela en el ranking nacional.
Entonces, ¿qué estamos realmente preguntando cuando buscamos ‘qué significa queer’? Si lo hacemos, si entramos en Google y lo escribimos tal cual, el motor de búsqueda te devuelve la siguiente definición: «Queer es un término paraguas para identidades de género u orientaciones sexuales que no se ajustan a las normas tradicionales (heterosexual/cisgénero), refiriéndose a quienes se sienten fuera o entre las categorías binarias hombre/mujer, gay/hetero, y rechazan el etiquetado rígido, usando un término que históricamente fue un insulto pero que ha sido resignificado con orgullo y para desafiar las normas sociales. Se puede leer como ‘cuir’ y abarca a personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero y otras, implicando fluidez y no encaje en cajas».
La definición, en términos generales, es correcta, pero también señala el problema. Queer es un término en constante evolución. No funciona como una etiqueta fija, sino como un territorio en expansión en forma de paraguas. Su sentido cambia según el contexto, la generación o incluso la escena cultural desde la que se pronuncia. Hasta forma parte de las siglas del colectivo, es la ‘Q’ de LGTBIQ+.
Para Miguel Sánchez, lingüista de la Universidad de Valladolid y miembro de la asociación Maricorners de Estudios LGTBIA+ y Queer en Español, que queer sea una de las palabras más buscadas en 2025 significa que «a pesar de que es una palabra que lleva en la lengua española ya un tiempo, todavía suscita curiosidad y controversia; y esto es muy significativo por la complejidad de las realidades a las que remite esa palabra y por las controversias que pueden estar asociadas a esas realidades».
Para Ángelo Néstore, artista no binarie, este dato nos pone delante de realidades que siempre han sido invisibilizadas, pero que siempre han estado ahí. Lo queer es un abanico que reúne una amplia escala de grises; no es una identidad concreta. Por eso esas escalas de grises llevan a un término paraguas que hace que muchas personas lo estén buscando.
Hasta ahora sabemos que Google publica las palabras más buscadas durante 2025 y que queer se ha colado en este ranking. Pero desconocemos quién la ha buscado. Para Miguel Sánchez, «detrás de esa búsqueda no hay tanta gente del propio colectivo explorando la identidad, sino personas de fuera intentando situar la palabra. Intentando situarla para bien, con un fin de conocerla, entenderla y saber qué hay detrás de ella. Pero también para mal: para conocerla y situarla con fines discriminatorios».
En cambio, para Ángelo Néstore, «están las personas que intuyen que su cuerpo, su deseo y su forma de vida en el mundo no encajan en el mundo del binarismo hombre-mujer, hetero-gay, y necesitan un código de pensamiento que no las clausure. Y están también quienes, desde fuera del colectivo, buscan la palabra para domesticar lo que perciben como una amenaza a un orden simbólico. Buscar, a veces, puede ser el primer gesto de control».
¿Y por qué queer y no otra palabra del colectivo? Ambos reconocen que la palabra no pertenece al léxico español. Miguel Sánchez explica: «Cuando en castellano adoptamos palabras de otras lenguas, no tienen por qué significar lo mismo. Mientras que queer en inglés puede tener un significado más coloquial, más conversacional, en español la hemos importado por la necesidad de disponer de nuevas palabras que nos ayuden a designar realidades relacionadas con el colectivo y que no estén connotadas negativamente».
Para Ángelo Néstore, esto corresponde a la excentricidad de la palabra y al hecho de ser extranjera: «Arrastra la historia del insulto que hay detrás de queer. Lo retorcido, lo que no debería existir… o que, si existe, es algo a lo que no hay que aspirar».
Los datos amplían la historia. España es el 17º país del mundo donde más se ha buscado queer durante 2025, por detrás de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. Y, a escala interna, el mapa es desigual. Cataluña y Madrid lideran las búsquedas, seguidas de La Rioja y el País Vasco. El norte y los archipiélagos lo han googleado más que el sur. No son grandes diferencias, pero sugieren ritmos culturales distintos, desde dónde circulan antes ciertos términos, hasta dónde se consolidan primero.
El resto de palabras más buscadas ayuda a situar este interés en un escenario más amplio. Que ‘edadismo’ encabece el ranking revela nuestra preocupación por cómo hablamos de la edad y de quienes la viven como un obstáculo impuesto. Que ‘dana’ aparezca por segundo año consecutivo, confirma que el cambio climático sigue preocupando a la sociedad. Palabras como ‘nuda propiedad’, ‘fomo’ o ‘PEC’, ayudan a comprender sobre precariedad, ansiedades o expresiones contemporáneas”. Y, en medio de todo esto, queer se convierte en una pregunta social, una palabra que escuchamos, que circula, que se impone, pero que aún no sabemos colocar del todo.
Que queer sea la segunda palabra más buscada del año no solo muestra la expansión de un término, sino la evolución de una conversación cultural en nuestro día a día. Indica también curiosidad, pero también incertidumbre. Puede apuntar a un cambio generacional, pero también a cómo se ajusta el lenguaje identitario en España. Muestra también un país que quiere entender, que quiere nombrar mejor y que quiere situarse frente a conceptos que antes no formaban parte de su vocabulario.
Este dato dice algo simple y profundo a partes iguales, que en España hemos empezado a usar la palabra queer antes de saber definirla del todo, aunque tampoco haga falta. Y ese gesto, buscar su significado, es la señal más clara de que la cultura está cambiando.




