El 34 % de las personas LGTBI ha vivido alguna experiencia de sinhogarismo en los últimos cinco años y el 36% a lo largo de su vida. Así lo recoge el informe ‘Estado LGTBI+ 2025: Informe Socioeconómico’, elaborado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (LGTBI+) junto a la Universidad de Salamanca.
El estudio señala que, durante el mismo periodo, un 17% de las personas LGTBI ha residido de forma temporal en casas de amistades o familiares; un 9% en espacios inadecuados; un 10% en alojamientos temporales y un 4,5% ha vivido en la calle. La orientación sexual figura como la principal causa de estas situaciones, seguida de los conflictos familiares y de la identidad de género.
La presidenta de la Federación Estatal LGTBI+, Paula Iglesias, afirma que «los datos muestran que muchas personas LGTBI sufren rechazo en sus familias de origen, lo que deriva en situaciones de sinhogarismo», además añade que «la LGTBIfobia en el entorno familiar afecta a la salud mental y limita las oportunidades de formación, desarrollo profesional y proyecto vital».
Iglesias subraya que «durante las fechas navideñas, muchas personas LGTBI no cuentan con un hogar al que volver o se ven obligadas a ocultar su identidad para hacerlo». También pone en valor «el papel de las familias elegidas, formadas por amistades que ofrecen apoyo y alojamiento», y señala que «estas situaciones responden a un problema estructural que requiere una respuesta institucional».
En este contexto, la Federación Estatal LGTBI+ reclama «un Pacto de Estado contra los discursos de odio hacia los grupos en situación de vulnerabilidad» y exige «el cumplimiento del Real Decreto para la igualdad LGTBI+ en las empresas, con el fin de garantizar la empleabilidad y la no discriminación en el ámbito laboral».
Según explica la responsable de investigación de la Federación Estatal LGTBI+, María Rodríguez, «las cifras de sinhogarismo, junto al aumento de la baja intensidad laboral, indican una relación directa entre la inestabilidad habitacional y las dificultades de acceso a empleos estables con salarios suficientes». Añade que «el sinhogarismo constituye uno de los principales retos socioeconómicos del colectivo y los datos apuntan a un fenómeno estructural».
Precariedad en el colectivo LGTBI
El informe también refleja un deterioro sostenido de las condiciones de vida del colectivo por tercer año consecutivo. La tasa de desempleo de las personas LGTBI+ ha aumentado un 2% y la baja intensidad laboral en los hogares del colectivo ha pasado del 14,7% al 21,9%.
Otros indicadores muestran la precariedad económica existente: el 11,5% de las personas LGTBI percibe ingresos inferiores a mil euros mensuales, frente al 7% de la población general, y el 43,3 % no puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada, frente al 17,6 % del conjunto de la población.
Rodríguez señala que «los datos de 2025 confirman tendencias observadas desde hace tres años, como el aumento del desempleo, la expansión de la baja intensidad laboral y el empeoramiento de los indicadores de pobreza y privación material». Añade que «esta situación afecta con mayor intensidad a las mujeres del colectivo y a las personas trans».
Por su parte, Paula Iglesias concluye que «los derechos LGTBI+ están vinculados al acceso al empleo, a la vivienda y a condiciones de vida dignas». También afirma que «las instituciones tienen la responsabilidad de actuar para garantizar la protección y la dignidad de las personas LGTBI».





