Desde hace ya más de dos décadas, Operación Triunfo no solo ha sido un fenómeno televisivo y musical, sino también un reflejo del cambio social en España. Lo que comenzó como un talent show tradicional se ha convertido, con el paso de los años, en un espacio de visibilidad, diversidad y orgullo para el colectivo LGTBIQ+. Sin embargo, no siempre fue así.
En las primeras ediciones del programa de Operación Triunfo, la heteronormatividad reinaba en la academia. Los concursantes que pertenecían al colectivo se veían obligados a mantener silencio por miedo a las consecuencias. Fue el caso de Juan Camus, participante de la primera edición que ahora es un fiel defensor de los derechos del colectivo, pero que entonces tuvo que callar. Era una estrategia de supervivencia mediática.
El primer concursante que se atrevió a hablar abiertamente de su orientación sexual fue Israel, en la tercera edición, en 2003. Entró al concurso con el apoyo de su novio, en una época en la que el matrimonio igualitario aún no era legal en España. La ley que lo legalizó no llegaría hasta el 3 de julio de 2005.
Tres años más tarde, en 2006, José Antonio, participante de la edición que ganó Lorena Gómez, también dio un paso adelante al hablar de su sexualidad, aunque lo hizo cuando ya había salido del concurso. Sería en un programa de corazón, ‘¿Dónde estás corazón?’, donde intentaron que sacara del armario a otros compañeros de edición. En esa misma temporada participó José Galisteo, quien, al igual que Camus en su momento, optó por el silencio ante el temor a las reacciones sociales.
En 2008, la visibilidad femenina llegó de la mano de Tania G., la primera mujer en hablar abiertamente sobre su relación con otra mujer. En esa misma edición participaron también Iván Santos, Manu Castellano o Chipper, que pudo entrar al concurso gracias a casarse con su marido.
En 2011, la última y fallida edición que se emitió en Telecinco presentada por Pilar Rubio, Ramil también entró al concurso casado, aportando un toque de normalización que por entonces resultaba novedoso en la televisión española.
El gran punto de inflexión llegó con la edición de 2017, la más recordada por su apertura y diversidad. Ese año, OT mostró en horario de máxima audiencia el «beso más transgresor de la historia de TVE» entre Marina y su novio Bastian, visibilizando la bisexualidad y la transexualidad. También se reveló, tras finalizar el programa, la relación entre Agoney y Raoul, otra historia que conquistó a miles de seguidores.
Ya en 2023, Operación Triunfo consolidó su papel como altavoz de la diversidad. Historias como la de Juanjo y Martín, o figuras como Chiara, Salma, Violeta, Mayo y Paul Thin —este último, un firme referente en la lucha contra la bifobia— demostraron que la Academia es hoy un espacio libre y representativo.



